Decían nuestros antepasados que venían del la ultratumba, que comían de todo, que lo mejor era no ofenderleos si no quisierías morir.

No he visto a uno nunca con mis propios ojos, aunque en mi aldea decían que, cuando lera luna era llena, venía uno del río.

Una vez, cuando aún era un crío, un hombre del pueblo corríaió a gritos a la plaza y allí, enfrente de todo el mundo, dijo que lo había visto.

Dijo que tenía el pelo rojizo como la sangre, que no había ojos sino cuencas vacías y que, en vez de boca, tenía un pico largo del color del hierro oxidado.

Dijo el tipo que la criatura lo había perseguido hasta las afueras del pueblo y sin queque, si no hubiesen encendierando las luces los vecinos, seguro que lo hubierabría pillado.

Nos reímos ese día, pero nunca más íbamos solos al río.

Hay dos alternativas que me suenan más naturales: «Nos reímos ese día, pero nunca más íbamos ya solos al río.», «Nos reímos ese día, pero nunca más fuimos solos al río.». La elección es cuestión de estilo.